domingo, 1 de noviembre de 2009

Entre líneas, textos y contextos FILUC


Iván Hurtado León / entrelineasparentesis@gmail.com Bajo el lema “Leer el País: Diversidad y Diálogo”, la Feria Internacional del Libro de la Universidad abre sus puertas del 31 de octubre al 8 noviembre en el Centro Comercial Metrópolis de nuestra ciudad de Valencia. Este es ciertamente, un evento trascendente no sólo para la Universidad que lo promueve y para la colectividad que la visita, sino para la sociedad venezolana toda: es una buena oportunidad para el intercambio y la conversación, para la cultura y los negocios, pero sobre todo para propiciar el diálogo es un país herido y divido. Es además una ocasión importante para promover la cultura de la lectura. Sin duda que, o leemos, o corremos el riesgo de quedarnos abandonados a una nueva sumisión, quién sabe si todavía más esclavizadora que la del analfabetismo. Porque la lectura ya no debe ser tan sólo una práctica ocasional o voluntaria, sino el ejercicio de un derecho ciudadano de primera necesidad, del que deriva buena parte del ejercicio de la libertad individual y colectiva. La lectura permite que todos accedamos a ella, que cultivemos y enriquezcamos su práctica, es por tanto, una responsabilidad civil básica. Un poco de historia Las ferias en general, tienen su origen en la edad media, cuando el crecimiento social y la necesidad de intercambiar y vender mercancías lo hicieron posible. Las podemos definir como confluencias organizadas por mercaderes en una localidad, con la finalidad de propiciar la venta o permuta de bienes comerciales. Poseen una duración de varios días y una periodicidad constante, casi siempre anual. En nuestro caso FILUC comenzó con el nombre de expolibro, realizado en la plaza Prebo, utilizando carpas y el espacio anexo que conforma la Galería Braulio Salazar. Luego de dos ediciones, se transformó en FILUC, un evento internacional que asumió y cumplió retos. Por aquí han pasado, partir del año 2002, importantes escritores, entre los que se cuenta a Carlos Monsiváis (México), Joaquín Soler Serrano, Fernando Savater (España), William Ospina, Mario Jursich, Elkin Restrepo, Piedad Bonnett (Colombia), Miguel Angel Zapata, Carlos Germán Belli (Perú), Sergio Ramírez (Nicaragua) y Antonio Skármeta (Chile). Por supuesto los escritores e intelectuales venezolanos fueron anfitriones con los directivos del momento. Más de cinco premios nacionales de literatura y poesía han compartido, en otras ediciones, simultáneamente espacios y conferencias bajo el mismo techo. Guillermo Morón, José Manuel Briceño Guerrero, Adriano González León, Rafael Arráiz Lucca, Eugenio Montejo, Rafael Cadenas, Joaquín Marta Sosa, Antonio López Ortega, Sergio Dahbar, Alberto Barrera Tyszka, Gabriel Jiménez Emán, Víctor Bravo, Fernando Báez, Victoria De Stefano, Edda Armas, Eduardo Liendo, Laura Antillano, José Napoleón Oropeza, Milagros Socorro e Inés Quintero, han sido importantes y asociados anfitriones, solidarios y responsables, en diferentes momentos, con la Universidad Carabobo. El pabellón infantil El pabellón para niños, niñas y adolescentes de este año se llama “Chamario”, nombre que proviene del excelente libro de Eugenio Montejo, quien lo escribió bajo el seudónimo de Eduardo Polo. El Pabellón “Chamario”, dicen los organizadores, brinda una oportunidad valiosa para el encuentro con la lectura a través de experiencias significativas, en las cuales se promueve el acercamiento de los niños con los libros y escritores. De este modo lo vemos como una gran oportunidad para dejar a un lado la segmentación que hasta ahora ha signado el hecho editorial: el autor escribe, el editor selecciona y edita, el impresor imprime, el distribuidor distribuye, el librero vende y el comprador lee. Cada uno se limita a hacer sólo lo que le toca en su parte de la cadena y eso mata al libro, en su posibilidad y en su realidad. Lo recomendable sería romper los muros que separan estos mundos, para hacernos sujetos de un proceso en donde estemos involucrados hasta el producto final. Y esto es un desafío para el editor, el escritor, el librero y, sobre todo, para el lector. Creo que si a los niños se les acerca a la experiencia del proceso editorial: escritura, impresión, encuadernación, librería, biblioteca, la posibilidad de encontrarnos en el futuro con un lector más animado, será superior a la del niño que sólo conoce el libro como producto final. La APUC Sin la Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo (APUC) y la prima que otorga al personal docente de la institución para ser utilizado en el evento, la feria no tendría el éxito que tiene. Justo es reconocer que aportando dinero de la previsión social la APUC entiende la labor que cumple FILUC. La doble dimensión, cultural y mercantil, del objeto llamado libro queda firmemente reforzada con la participación de la asociación. Sin duda que la sociedad carabobeña ve con mucho agrado la consolidación de este evento, no sólo por ser un acontecimiento de alto vuelo intelectual y de importante dimensión económica, sino y sobre todo, por el hondo sentido universitario que posee.

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